Crear una identidad colectiva con las personas que nos
rodean en una comunidad es una oportunidad a la que no todos podemos acceder,
sobre todo en la región latinoamericana, donde los problemas sociales se
acentúan por su amplia desigualdad.
Las investigaciones realizadas a partir de las experiencias
de la aplicación CPTED en comunidades nos ha enseñado que la falta de identidad
dentro del espacio contribuye en gran medida a la disociación de los sujetos en
cuestión, como explica Bonilla Vélez es su libro “Entre miedos y goces” del
2006, el estado del espacio físico contribuye a la significación de este y al
mismo tiempo condiciona de alguna forma la vida pública, provocando que, si
este carece de calidad, se afiance el individualismo y narcisismo que torne intrascendente cualquier esfuerzo
por recuperar espacios.
Se tienen muchas críticas acerca de la importancia del uso
de lo que los ceptenianos llamamos “la sabiduría del nativo experto” y sin
embargo, mediante los talleres de dibujo y de entrevistas, la riqueza de la
información se presenta en cada oportunidad. Y como observadora de estas
experiencias, el surgimiento de la identidad comunitaria es tanto interesante
como ilustrativa. Sin importar el lugar del mundo en el que se aplique la
metodología CPTED, los tintes de la identidad escondida surgen y se refuerzan
mediante el trabajo comunitario constante de nuestros proyectos.
Debemos siempre recordar siempre que la identidad
comunitaria de un lugar a intervenir con la metodología CPTED es el punto de
quiebre entre que el proyecto se sostenga en el tiempo o muera unos meses más
adelante.